Obama lanza un bombazo


Tras una presidencia de ocho meses que al parecer le ha debilitado, el presidente de EEUU Barack Obama pasó al ataque. Una pauta habitual que se repite en su carrera política. Su decisión del miércoles pasado de abandonar los planes de su predecesor George W Bush de construir un escudo antimisiles de base terrestre en el corazón de Europa, dirigido hacia las fronteras occidentales de Rusia, puede parecer justificada, pero representa un cambio absoluto en el enfoque de la seguridad nacional.

Iba a ser un sistema defensivo de misiles a partir de una tecnología aún no probada, pagada con un dinero que EEUU no puede permitirse el lujo de malgastar y concebido contra una amenaza que probablemente no existe. Sin embargo, la defensa con misiles es una obsesión republicana que data de los tiempos de Ronald Reagan y el sistema de la “Guerra de las Galaxias”. Pero los republicanos no decaen ni desfallecen, y seguirán hasta el final. Lucharán por mares y océanos, por aire, por playas y pistas de aterrizaje, por campos y calles, por colinas y jamás se rendirán. Atacarán a Obama por pestañear frente al chantaje ruso.

Obama ha abierto otro frente justo cuando su plan sanitario se fríe en la sartén y apenas da abasto con la guerra en Afganistán. Quizá pueda aprovechar el capital financiero y diplomático de abandonar el plan defensivo y utilizar ese ahorro para otras cosas. El plan era la manzana de la discordia con Rusia, por lo que ahora puede avanzar en las negociaciones con Moscú para la reducción de armas nucleares e incluso esperar que el Kremlin no vete una nueva ronda de sanciones contra Irán en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

A la hora de ponderar las implicaciones de las decisiones adoptadas por Obama, no sólo aumentará la ansiedad en Europa Central, en Ucrania y en Georgia, sino también en Irán. Su decisión descansa en el argumento de que la amenaza lanzada por Irán está actualmente en la naturaleza de los misiles de medio y corto alcance, que puede contrarrestarse mejor a través de un sistema reconfigurado de misiles más pequeños SM-3 a partir de tecnologías probadas y rentables, que podrán desplegarse en el 2011 mediante el sistema Aegis, utilizando el mar como base.

El revisado enfoque considera que teniendo en cuenta cómo evoluciona la tecnología, pueden ir apareciendo amenazas futuras en diversas fases, aunque actualmente EEUU puede hacer frente a cualquier amenaza con mucha mayor prontitud que con el anterior programa.

De forma muy considerada, Obama concluyó con una oferta a Moscú: “Este enfoque es ahora también compatible con los esfuerzos defensivos con misiles de la OTAN y proporciona oportunidades para reforzar y avanzar en la cooperación internacional”, dijo. El anuncio llega apenas una semana antes de la fecha fijada para la reunión “privada” de Obama con su homólogo ruso Dmitry Mdevedev en Nueva York, en el curso de las entrevistas bilaterales que se celebran con ocasión de las sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Igualmente, la víspera del anuncio de Obama, el nuevo secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen pidió un “diálogo abierto y sin precedentes” con Rusia para reducir las tensiones en torno a la seguridad en Europa y poder enfrentar las amenazas comunes. Reveló que funcionarios de la OTAN viajarían a Moscú para escuchar los puntos de vista del Kremlin sobre cómo la OTAN debería evolucionar estratégicamente a largo plazo.

“Deberíamos implicar a Rusia y escuchar sus posiciones”, dijo. Subrayó la necesidad de una “conversación franca y abierta [con Moscú] que cree una atmósfera nueva” que pueda producir una “asociación estratégica real” en la que la Alianza y Rusia colaboraran en cuestiones tales como Afganistán, el terrorismo y la piratería.

Rasmussen concluyó: “Rusia debería darse cuenta que la OTAN está aquí y que constituye un marco para nuestras relaciones transatlánticas. Pero también deberíamos tener en cuenta que Rusia tiene preocupaciones legítimas sobre su seguridad”. Ofreció que la OTAN estaba preparada para discutir la propuesta de Medvedev de una nueva arquitectura de la seguridad en Europa. Rasmussen acababa de visitar Washington.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso no perdió el tiempo para responder al anuncio de Obama sobre la defensa de misiles. “Un desarrollo tal beneficiaría los intereses de nuestras relaciones con Estados Unidos”, dijo un portavoz. Consiguientemente, rechazó las sugerencias de cualquier quid pro quo [*] tras la decisión de EEUU. Dijo que cualquier tipo de ganga que pudiera ofrecer EEUU “no era compatible con nuestra política [rusa] ni con nuestro enfoque a la hora de resolver los problemas con cualquier nación, sin importar lo sensibles o complejos que sean”.

Sin embargo, el hecho es que la decisión de Obama, aunque promoviendo significativamente las relaciones estadounidenses con Rusia, también representa toda una serie de presiones para el Kremlin. El proceso del “Iran Six” [1] sobre el programa nuclear iraní entra en una nueva fase el 1 de octubre. La gran pregunta es si Moscú vetaría ahora una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas si la situación se pone fea. La hora de la verdad se producirá una semana después del encuentro Obama-Mevdeved, cuando el Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos estadounidense se encuentre cara a cara con el negociador jefe iraní para asuntos nucleares Said Jalili.



Así es, la última exposición de la postura rusa que hace una semana ofreció el Ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov fue inequívoca. Dejó claro que Moscú no bloquearía cualquier nueva ronda de sanciones duras contra Irán y rechazó un calendario estadounidense para asegurar que Irán realiza avances para poner fin a su programa de enriquecimiento de uranio.

Lavrov dijo: “No creo que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas apruebe esas sanciones… Ellos [Irán] necesitan un lugar en igualdad en este diálogo regional. Irán es un socio que nunca ha perjudicado a Rusia de ninguna forma”. Lavrov añadió que incluso el esperado movimiento de EEUU poniendo en marcha planes para estacionar un sistema de defensa con misiles en Europa Oriental no iban a considerarlo como una concesión a Rusia, porque, según él, un movimiento tal se limitaría a corregir un anterior error estadounidense.

Pero en política una semana representa un tiempo muy largo. Cuatro días después de que Lavrov hiciera esas declaraciones –y dos días antes de que Obama hablara- Medvedev dijo: “Las sanciones no resultan muy eficaces a nivel general, pero algunas veces tienes que embarcarte en sanciones y es justo hacerlo así”. Los expertos rusos de Occidente percibieron con prontitud un “cambio sutil” en la posición del Kremlin, pero las diferencias entre Rusia y EEUU sobre Irán son demasiado profundas y fundamentales como para que puedan dejarse fácilmente a un lado.

La decisión de Obama promoverá que en el Kremlin se piense en un mundo multipolar. Como alto experto sobre la OTAN en la Academia Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Vladimir Shtol señaló amablemente que cualquier replanteamiento que EEUU haga acerca del sistema de defensa de misiles será probablemente resultado de las presiones económicas vinculadas con la crisis global, no un acuerdo político con Rusia. “No creo que EEUU se eche completamente atrás en la cuestión del escudo de misiles, porque es algo que está en sus intereses a largo plazo y estrechamente vinculado con su estrategia en Europa”, dijo Shtol.

En Moscú, los realistas señalaron que incluso mientras Obama hablaba en Washington, Dennis Blair, el jefe de la inteligencia estadounidense, se ponía a publicar el último de los informes de la Estrategia de la Inteligencia Nacional estadounidense, que se recopila cada cuatro años. El informe advertía específicamente: “Es posible que Rusia continúe buscando vías para reafirmar su poder e influencia que puedan crear complicaciones para los intereses estadounidenses”.

El maetes pasado, Rusia firmó acuerdos de defensa con las regiones escindidas de Georgia, Abjasia y Osetia del Sur, que permitirán que Moscú mantenga allí bases militares durante el próximo medio siglo. Los cuarteles del ejército ruso en Abjasia estarán en el puerto de Gudauta, en el Mar Negro, lo que asegura que incluso si el régimen pro estadounidense de Kiev fuerza el cierre de Sebastopol, Moscú podrá frustrar los intentos de EEUU de convertir el Mar Negro en un “lago de la OTAN”.

Por tanto, y poniéndola en perspectiva, Moscú sopesará con todo cuidado la “apertura” de Obama. La prueba de fuego la constituirá la voluntad de EEUU de abandonar la expansión de la OTAN. La integración de los países del Este de Europa en las estructuras euroatlánticas iba en contra de los puntos de vista del anterior presidente ruso Mijail Gorbachov. Pero Rusia no es la Unión soviética, aunque los guerreros del frío no puedan asimilarlo. El concepto de Moscú sobre la soberanía nacional y sus afirmaciones acerca de especiales intereses en el espacio postsoviético provoca sentimientos negativos en Occidente.

Moscú no ve razones para asumir el papel de un socio joven porque estima que EEUU es una potencia decadente y el locus de la política mundial se desplaza hacia Oriente. Además, Washington persigue una política de “compromiso y contención selectivos”. Ya sea sobre Afganistán o Irán, Washington necesita del apoyo ruso, el problema del espacio postsoviético sigue siendo grave y Rusia se siente excluida de los próximos acuerdos de seguridad euroatlánticos, por lo que la “desmilitarización” de las relaciones entre Rusia y Occidente sigue siendo algo difícil de alcanzar.

Lo inteligente para Obama será situar su decisión sobre la defensa de misiles dentro de un formato de trabajo que trate de “reajustar” sus lazos con Rusia y no enfocarlo como un movimiento que supone un quid pro quo sobre Irán. Moscú sólo valorará la decisión de Obama como un paso pragmático en función de las necesidades de la crisis económica estadounidense. Mientras tanto, Rusia cooperará para las próximas negociaciones START (siglas en inglés de Tratado de Reducción de Armas Estratégicas) o echándole una mano a EEUU en Afganistán, que también va a favor de sus intereses.

Notas:

Las naciones del llamado “Iran Six” son los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia y China más Alemania.
N. de la T.:

[*] Quid pro quo: Expresión latina que significa “favor con favor se paga”.

M K Bhadrakumar fue diplomático de carrera del Servicio Exterior de la India. Ejerció funciones en la extinta Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanza, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía.

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Central_Asia/KI19Ag01.html