Un informe de inteligencia elaborado por la CIA en 1972 indica que Brasil tomaría un papel cada vez más grande en las relaciones hemisféricas pero que era poco probable que interviniera abiertamente en los asuntos internos de los países vecinos. Sin embargo, la CIA pronosticaba que el régimen no descartará utilizar la amenaza de la intervención o las herramientas diplomáticas y la acción encubierta para oponerse a regímenes de izquierda, o mantener a gobiernos amistosos en el poder, o ayudar a ponerlos en lugares como Bolivia y Uruguay.
A principios de los años 70, los gobernantes de Estados Unidos y Brasil discutieron esfuerzos para coordinar la intervención clandestina contra regímenes de izquierda en Chile, Cuba, Perú, Uruguay y otros países para evitar el surgimiento de nuevos Allendes y Castros en la región, revelan documentos oficiales secretos recién desclasificados.
En una reunión en la Casa Blanca en diciembre de 1971, el presidente Richard Nixon y su contraparte brasileño Emilio Garrastazú Médici conversaron sobre cómo Brasil estaba apoyando los intentos de los militares chilenos para derrocar al régimen de Allende y cómo Estados Unidos podría apoyar esos esfuerzos siempre y cuando todo quedara muy confidencial. En ese contexto, según un memorando oficial de la conversación, Nixon dijo al mandatario brasileño que ambos gobiernos deben intentar prevenir nuevos Allendes y Castros e intentar hasta donde sea posible revertir esas tendencias.
Los documentos oficiales de esta conversación y comunicados de inteligencia en torno a la lucha contra las fuerzas de izquierda en la región, incluyendo el apoyo a fuerzas anticastristas, fueron desclasificados y difundidos hoy por el National Security Archive, organización independiente de investigaciones sobre documentación oficial y políticas de seguridad nacional en Washington.
Los documentos, sobre todo el que registra el intercambio entre Nixon y Médici, muestran por primera vez la colaboración a los más altos niveles de Brasil y Estados Unidos contra gobiernos progresistas en la región. Peter Kornbluh, director de los proyectos sobre Chile y Brasil del National Security Archive, comentó a La Jornada que los documentos indican firmemente un capítulo de colaboración secreta en la intervención en la región. Así, agregó, Brasil le debe una explicación a los chilenos y ello requiere un rendimiento de cuentas de cuál fue el papel de Brasil con Estados Unidos en la interrupción de la democracia chilena.
No sabemos qué ocurrió con esta colaboración, y el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil debe abrir sus archivos para poder obtener una historia completa de este periodo, dijo en entrevista. Sin la desclasificación de sus documentos no contaremos con una historia completa de esa colaboración, señaló Kornbluh.
Los documentos desclasificados y difundidos hoy por el National Security Archive incluyen un memorando de la CIA indicando que Médici había propuesto una mayor cooperación con Washington para contrarrestar la tendencia de la expansión marxista-izquierdista en América Latina. El documento cita preocupación entre algunos militares brasileños de que ellos tendrían que encargarse de la parte operativa de estas iniciativas; el general Vicente Dale Coutinho se queja de que ''Estados Unidos obviamente desea que Brasil haga 'el trabajo sucio' en la región sudamericana''.
Un informe de inteligencia elaborado por la CIA en 1972 indica que Brasil tomaría un papel cada vez más grande en las relaciones hemisféricas pero que era poco probable que interviniera abiertamente en los asuntos internos de los países vecinos. Sin embargo, la CIA pronosticaba que el régimen no descartará utilizar la amenaza de la intervención o las herramientas diplomáticas y la acción encubierta para oponerse a regímenes de izquierda, o mantener a gobiernos amistosos en el poder, o ayudar a ponerlos en lugares como Bolivia y Uruguay.
El National Security Archive divulgó en 2002 otro documento secreto, fechado en diciembre de 1971, en donde Nixon comenta al primer ministro Edward Heath, de Gran Bretaña, que Brasil apoyaba la posición de Washington y agrega que los brasileños ayudaron a manipular la elección uruguaya.
En la conversación entre Nixon y Médici, en la que también participó el entonces general mayor Vernon A. Walters, según el primer documento fechado 9 de diciembre de 1971 elaborado por el entonces asesor de Seguridad Nacional Henry Kissinger, registra que Nixon le preguntó a su contraparte brasileña su evaluación de la situación en Chile, y Médici le respondió que Allende sería derrocado por muchas de las mismas razones de que Goulart fue derrocado en Brasil. Nixon preguntó si Médici consideraba que las fuerzas armadas de Chile eran capaces de derrocar a Allende, a lo cual el brasileño le respondió que sí, y agregó que Brasil estaba intercambiando muchos oficiales militares con Chile.
Nixon enfatizó que Washington y Brasilia tenían que trabajar muy de cerca en esto, pero que no podía aparecer la mano estadunidense en esa cooperación, aunque había disposición de aportar apoyo incluso financiero para esos fines. Por tanto, Nixon también le propuso al brasileño un canal de comunicación secreto entre ambos más allá de los diplomáticos normales, y que nombraría a Kissinger como se representante para este canal; Médici nombró a su canciller Gibson Barbosa.
Médici presentó el tema de Cuba, y preguntó si ambos presidentes deberían apoyar o no a los exiliados cubanos que afirmaban que contaban con suficientes fuerzas para derrocar al régimen de Fidel Castro. Nixon respondió cautelosamente, dijo que pensaba que sí, siempre y cuando no se promovería que hicieran algo que no podríamos apoyar, y siempre que no apareciera nuestra mano.
El brasileño abordó el tema sobre cómo responder a las iniciativas del gobierno de Perú de promover la readmisión de Cuba en la Organización de Estados Americanos (OEA), y que si Brasil y Estados Unidos deberían participar en la comisión de la OEA para evaluar el asunto y detenerlo, o si rehusar participar y hacerlo así desde afuera. Médici consideró que si Washington participaba, se vería como una concesión, pero propuso que Brasil sí debería participar y descarrilar el intento.
Médici indicó que el presidente Velasco Alvarado estaba encabezando las movidas pro castristas dentro de la OEA, y el general Walters comentó que podría haber un escándalo con efectos adversos para el mandatario peruano. Contó que Velasco había sido agregado militar en la sede diplomática de su país en París cuando Walters llegó allí para ocupar ese cargo. El peruano, continuó, tenía una amante ahí con la cual tuvo un hijo y ella, una ex miss Perú, con opiniones y asociaciones políticas de muy a la izquierda. Walters indicó que si esto salía a la luz pública podría causarle problemas considerables a Velasco.
En otro documento, un comunicado secreto del subdirector de la CIA a Kissinger, se resume inteligencia de la reacción de oficiales militares brasileños a versiones filtradas de la conversación entre Nixon y Médici, en donde según ellos, el presidente estadunidense solicitó apoyo del brasileño para salvaguardar la seguridad interna y de ciertos gobiernos, como los de Bolivia y Uruguay. De hecho, los oficiales entendieron que ambos presidentes acordaron un pacto para enfrentar el comunismo en América Latina.
Los documentos originales pueden ser revisados en el sitio de Internet del National Security Archive: www.nsarchive.org.