Carlos Reyes, renunció debido a que las partes no llegaron a un acuerdo para la restitución del presidente legítimo Manuel Zelaya.
El candidato independiente a la Presidencia de Honduras, Carlos Reyes, anunció este domingo, que no participará en las próximas elecciones, convocadas para el 29 de noviembre, porque considera que equivaldría a "legitimar" el golpe de Estado del 28 de junio pasado contra el presidente legítimo Manuel Zelaya.
"Definitivamente no se ha restituido al presidente Zelaya, no se ha vuelto al orden constitucional y nosotros no podemos participar en elecciones en condiciones de ese tipo. Eso sería legitimar a los golpistas", explicó Reyes.
El candidato de izquierda manifestó que el tiempo terminó y que "definitivamente, nos retiramos (del proceso electoral) y mañana lo vamos a comunicar al Tribunal" Superior Electoral.
La candidatura de Reyes, está integrada en el Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado, que defiende la restitución del presidente Zelaya en su cargo.
El candidato independiente anunció su decisión al final de una votación en una asamblea en Tegucigalpa del movimiento que le apoya, en la que participaron unas 500 personas.
Aseguró que, a nivel nacional, el resultado de la consulta fue que 96 por ciento de los presentes votaba por retirarse de las elecciones, frente a un cuatro por ciento que prefería participar.
En entrevista exclusiva a teleSUR, el pasado 21 de octubre, Reyes había advertido que participaría en la contienda electoral "sólo si se reconstituye el orden constitucional y el Presidente regresa a su puesto; de lo contrario no participaremos".
"Para que sea legítimo el proceso electoral hay que volver al orden constitucional. Sin eso, no puede haber legitimidad de proceso electoral y esas es la contradicción de los golpistas que quieren elecciones en estas condiciones", resaltó el candidato.
Reyes manifestó que su demora para retirar su candidatura de la contienda fue por la posibilidad de un acuerdo para que Zelaya volviera al poder.
Sin embargo, el mandatario constitucional declaró definitivamente roto el diálogo con el régimen de facto tras dar por fracasado el pacto al que habían llegado tras meses de negociaciones ante la decisión del presidente de facto, Roberto Micheletti, de querer presidir el Gobierno de unidad que se contemplaba en el tratado.